viernes, 6 de agosto de 2010


Sonora

La imagen más común que se tiene del desierto es la de abandono, de fuertes vientos y sol cegador, de dunas, de arenas interminables, remotos peñascos y tierra cuarteada.
Sin embargo, aunque es un ecosistema de clima y condiciones extremos no está del todo abandonado, ya que muchas plantas, animales y hasta el mismo hombre se han adaptado a vivir en él.

Nuestro país posee parte de uno de estos grandes desiertos, el cual tiene una extensión de 1 295 000 km2, ocupa también gran parte del suroeste de Estados Unidos y se encuentra dividido en cuatro grandes regiones: La Gran Cuenca, El Mojave y los desiertos de Sonora y Chihuahua.

A su vez, la fauna emplea sus propios sistemas de supervivencia e insectos como las arañas y los escorpiones han aprendido a vivir a sus anchas en este mundo de contrastes.Por otra parte, hay una gran cantidad de reptiles como lagartijas, iguanas, lagartos, culebras, tortugas y serpientes que han hecho del desierto su hogar.

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